El diferencial transfiere la potencia del motor a las ruedas, pero antes de que ésta le alcance, frena la velocidad de giro y permite que las dos ruedas giren sobre un mismo eje a distintas velocidades, por eso se le llama así. Está formado por una corona, que es una gran rueda dentada, montada entre los ejes motrices y que va acoplada al piñón que recibe de él el movimiento del motor; por una jaula, que es una caja situada en el centro de la corona y dentro de la cual se encuentran los piñones de salida y dos ejes, sobre los que se instalan dos satélites, unidos a dos engranajes cónicos, llamados planetarios y que gracias a la inclinación de los Los dientes permiten que el movimiento de rotación se gire 90 ° grados.
Los árboles de transmisión son árboles colocados transversalmente al sentido de la marcha, que unen las ruedas al diferencial y forman parte de la transmisión, es decir, transmiten la energía desarrollada por el motor a las ruedas. El diferencial se aplica solo a las ruedas motrices, porque si no estuviera, estarían obligadas a girar a la misma velocidad, en cambio las no motrices no lo necesitan porque giran libremente cada una por su cuenta.
Es en la curva donde se puede ver la importancia de diferencial porque los neumáticos internos giran más lento que los del lado opuesto y tomar una curva sin ellos sería muy difícil, con graves daños en el agarre a la carretera y en las partes mecánicas y neumáticos misma, mientras que cuando la máquina va en línea recta transmite igual número de revoluciones a las ruedas. Al tomar una curva, las ruedas dentadas de la jaula comienzan a girar, lo que permite que los ejes de transmisión y, por lo tanto, las ruedas giren a diferentes velocidades.
Normalmente los vehículos más potentes tienen tracción en las cuatro ruedas acoplable, con dos diferenciales, uno en el eje delantero y otro en el eje trasero, de esta manera los dos ejes se ven obligados a girar a la misma velocidad y cuando toman una curva, la velocidad Se eliminarán las diferencias entre los dos ejes, delantero y trasero, garantizando el agarre de las ruedas en la superficie de la carretera. Los automóviles suelen llevar solo tracción delantera o trasera con solo una diferencial aplicado a las ruedas motrices.
En los automóviles con tracción total permanente, solo se inserta un diferencial delantero, trasero o central para distribuir el par motor a todas las ruedas.
Hay varios tipos de diferenciales como el autoblocante que permite repartir el par entre ambos ejes, eliminando de forma efectiva la función del diferencial y distribuyendo la tracción a ambas ruedas, cuando disminuye su adherencia en calzadas heladas o irregulares.