A partir del 15 de abril, los neumáticos de invierno podrán sustituirse de nuevo por neumáticos de verano. Por lo tanto, es hora de comenzar a buscar un nuevo juego de neumáticos para adaptarse, ya sea de cuatro estaciones o de verano, no importa. La cuestión sobre la que hay que prestar atención, en cambio, se refiere al recauchutado, una opción que permite ahorrar, pero que, sin embargo, esconde algunos riesgos a tener en cuenta.
Neumáticos recauchutados: ¿qué son?
Puede que no lo parezca, pero los recauchutados no son nada nuevo. Existe desde hace años una técnica que permite reciclar los neumáticos usados ??procediendo a reemplazo de la banda de rodadura, una técnica utilizada principalmente en el sector agrícola, pero también en las carreras de autos. Básicamente, para el recauchutado de neumáticos usados, la banda de rodadura se separa de la carcasa y se reemplaza por una nueva aplicando la técnica de vulcanización. El resultado final es, por tanto, prácticamente comparable al de un neumático nuevo, en teoría.
Para corroborar la validez de los neumáticos recauchutados (no solo ambiental) Recientemente se financió un proyecto, AZuR, nombre que encubre una alianza de empresas de diversa índole vinculadas a la temática del neumático que pretende potenciar su imagen. Pero el mero hecho de que esta tecnología no haya logrado consolidarse en el mercado, por otro lado, legitima varias preguntas, principalmente relacionadas con el valor y la seguridad que un sistema de este tipo puede garantizar. Cuestiones también planteadas por el Swiss Touring Club (TCS), que lleva casi veinte años realizando un análisis en profundidad de los neumáticos recauchutados a través de tests.
Los resultados de las pruebas en neumáticos recauchutados
Desde 2003, el Swiss Touring Club ha estado probando neumáticos recauchutados a través de pruebas que han demostrado gradualmente que de ninguna manera son comparables con los neumáticos nuevos de fábrica. La última prueba realizada examinó los neumáticos de la marca King Meiler (nombre que por cierto forma parte de la mencionada alianza). ¿Los resultados? Negativo, especialmente cuando se usa en carreteras mojadas. Por ejemplo, la prueba mostró que el frenado total a 80 km/h requiere tres pasos de peatones más que el neumático con mejor rendimiento en esta prueba específica. Las consecuencias, por lo tanto, parecen evidentes, y es que incluso en carreteras secas, el comportamiento de estos neumáticos parecía impreciso y «esponjoso» en la fase de prueba, por no hablar del considerable ruido de rodadura y la escasa resistencia al aquaplaning. En una prueba realizada hace un par de años por una revista suiza, Auto Illustrierte, incluso un neumático explotó.
Hay varias razones para estos malos resultados, por lo que antes de decidir si reemplazar los neumáticos de invierno con un juego de verano reconstruido, es bueno evaluar todo. En primer lugar surge el problema de la canal usada que puede ser diferente según el caso. Por ejemplo, existe el riesgo de que a pesar de que la banda de rodadura sea la misma, puede ocurrir que el origen sea diferente, eventualidad que afecta el manejo y las sensaciones que las llantas le devuelven al conductor. El otro problema se refiere entonces a la calidad de las bandas de rodadura utilizadas, el compuesto, que no es necesariamente similar al mejores neumáticos alrededor. En definitiva, el ahorro y la sostenibilidad de los neumáticos recauchutados desde el punto de vista medioambiental concuerdan, pero existen riesgos y TCS, en definitiva, no los recomienda.